jueves, 29 de marzo de 2012

HUERTO ESCOLAR 1: PONER EN MARCHA EL HUERTO


Un huerto en la escuela permite aprender muchas cosas de un modo activo y agradable.
¡Animaos a poner uno en marcha! Eso sí,hay muchas cosas a tener en cuenta previamente.

PARA EMPEZAR… Si sois los/as alumnos/as los que habéis tomado la iniciativa, antes de nada pensad si hay posibilidades reales de ponerlo en marcha: si el profesorado está dispuesto y tiene posibilidades, si puede encajarse en la organización del centro, si hay condiciones materiales (terreno libre y sin obstáculos como construcciones, conducciones…), si se provocarán molestias entre diversas actividades, etc. Os vendrá bien hacer visitas previas a huertos para observar cómo son, preguntar cómo los pusieron en marcha, y pedir consejos para el vuestro. Investigad los de otras escuelas: qué problemas tuvo su puesta en marcha, su situación dentro del recinto escolar, la organización del trabajo del alumnado, la proporciónentre superficie y número de alumnos/as, si es conveniente o no instalar un invernadero, etc. Apuntad todo: quizás tengáis que hacer más visitas para investigar algún aspecto concreto.
Es importante que decidáis qué objetivos queréis conseguir con el huerto escolar, pues igual podría servir para tener una cierta relación con la naturaleza (observarla, utilizarla, protegerla), como dirigirse más a aprender técnicas de cultivo; puede suponer algo “distinto” dentro de la dinámica del centro, o estar muy unido a áreas como
matemáticas, lenguaje, etc.

¿DÓNDE PONER EL HUERTO ESCOLAR? Observad el terreno del entorno escolar y preguntad a profes, técnicos/as agrícolas o del Ayuntamiento para ver si es apropiado para huerto, si ha sido cultivado anteriormente, si es “de relleno”, qué profundidad es aprovechable, etc. Observad si hay plantas que denoten que el suelo se encharca.
Observad también las pendientes (podéis medir la diferencia de altura entre diversos puntos, y comparar los porcentajes): cuanto más llano, mejor.
Es fundamental que el huerto tenga una buena orientación, para que reciba el máximo de horas de sol.
Observad los movimientos del sol y las sombras que genera a lo largo del día. En general, la mejor orientación es hacia el sur (hacia el sureste, el sol temprano calentará y secará el huerto antes; hacia el suroeste, el sol de la tarde puede ser demasiado fuerte). Con una brújula podéis averiguar dónde está el norte (magnético) y el resto de puntos cardinales.
Averiguad también de dónde suelen venir los vientos: conviene que esté protegido de los vientos fríos y húmedos del norte y noroeste.

*Aunque la cercanía a la escuela pueda aportar comodidad para desplazarse, para hacer los cuidados y labores o por tener cerca el riego o una caseta para herramientas, etc., un terreno rural algo más alejado tiene también sus ventajas: un entorno más natural puede atraer al huerto animales beneficiosos, quizás tenga un acceso mejor para que un tractor os voltee la tierra, para meter un carro de estiércol, etc.
*Si la pendiente es excesiva, convendría alisarla. Es un trabajo técnicamente complicado, para realizar lo con maquinaria pesada y por profesionales. Vigilad que lo hagan bien: ¡que no entierren las capas fértiles y dejen arriba la tierra del subsuelo!
*.Conviene que mandéis hacer un análisis del suelo, y aportéis previamente las enmiendas o abonos que os aconsejen para remediar sus carencias.

DISEÑADLO SOBRE UN PLANO. Decidid las dimensiones y límites exte-
riores del huerto escolar. Calculad cuántos/as vais a trabajar a la vez, y que debéis poderos mover y trabajar sin problemas (5 ó 10 m2 por cada alumno/a que lo vaya a trabajar con cierta asiduidad es una buena medida). No seáis ambiciosos/as: comenzar con una parte, y conforme la vayáis trabajando, ampliad lo que necesitéis. Marcad sobre el terreno con unas estacas los límites exteriores de la parcela que ocupará el
huerto.
Conseguid una copia del plano a escala del recinto escolar, e identificad sus elementos y zonas: edificios, instalaciones, patio de recreo… Medid sobre el terreno (con una cinta métrica, o una cuerda con nudos que marquen los metros) las distancias desde los límites exteriores del huerto hasta otros elementos del plano, y las interiores del huerto, y representadlos sobre el plano (no os confundáis al medir sobre superficies inclinadas: el plano es una “proyección horizontal”). Representad en el plano los puntos cardinales mediante la “rosa de los vientos”.
Sobre el plano, pensad la situación de los elementos fijos del huerto, usando recortes a la misma escala del plano, que representen los setos, los semilleros, la caseta, el montón de compost, etc. Teniendo en cuenta los lugares por donde vayáis a moveros más, trazad sobre el plano los que serán los caminos principales y las parcelas de cultivo (de una anchura que permita hacer labores pisándolas lo menos posible) con caminos entre ellas como para desenvolverse bien.
Nuestro proyecto de huerto escolar. A partir de las decisiones que habéis ido tomando (objetivos, situación, diseño…) podéis elaborar un pequeño proyecto de huerto. Detallad en él los pasos para ponerlo en marcha, los gastos previos (obras, enmiendas, compras…), ideas sobre cómo podría organizarse, cómo se repartirán las responsabilidades, etc.
Preguntad al profesorado qué pasos debéis dar para gestionarlo.
Convendría que formarais comisiones para resolver cada asunto.
Podríais dirigiros a la Asociación de padres y madres para pedirles ayuda en este proyecto. En último caso, debe ser el órgano máximo de representación de vuestro centro el que decida su puesta en marcha, su ubicación, etc. Presentadles el proyecto con el plano, y solicitadles permiso, ayuda económica, etc.
¡Ánimo y manos a la obra!
Pensad en los buenos ratos que pasaréis trabajando en el huerto, disfrutando y cuidando la naturaleza.

HUERTO ESCOLAR

Si la pendiente es excesiva, convendría alisarla. Es un trabajo técnicamente complicado, para realizar lo con maquinaria pesada y por profesionales. Vigilad que lo hagan bien: ¡que no entierren las capas fértiles y dejen arriba la tierra del subsuelo!
Conviene que mandéis hacer un análisis del suelo, y aportéis previamente las enmiendas o abonos que os aconsejen para remediar sus carencias.
Diseñadlo sobre un plano. Decidid las dimensiones y límites exteriores del huerto escolar. Calculad cuántos/as vais a trabajar a la vez, y que debéis poderos mover y trabajar sin problemas (5 ó 10 m2 por cada alumno/a que lo vaya a trabajar con cierta asiduidad es una buena medida). No seáis ambiciosos/as: comenzar con una parte, y conforme la vayáis trabajando, ampliad lo que necesitéis. Marcad sobre el terreno con unas estacas los límites exteriores de la parcela que ocupará el huerto.
Conseguid una copia del plano a escala del recinto escolar, e identificad sus elementos y zonas: edificios, instalaciones, patio de recreo… Medid sobre el terreno (con una cinta métrica, o una cuerda con nudos que marquen los metros) las distancias desde los límites exteriores del huerto hasta otros elementos del plano, y las interiores del huerto, y representadlos sobre el plano (no os confundáis al medir sobre superficies inclinadas: el plano es una “proyección horizontal”). Representad en el plano los puntos cardinales mediante la “rosa de los vientos”.
Sobre el plano, pensad la situación de los elementos fijos del huerto, usando recortes a la misma escala del plano, que representen los setos, los semilleros, la caseta, el montón de compost, etc. Teniendo en cuenta los lugares por donde vayáis a moveros más, trazad sobre el plano los que serán los caminos principales y las parcelas de cultivo (de una anchura que permita hacer labores pisándolas lo menos posible) con caminos entre ellas como para desenvolverse bien.
Nuestro proyecto de huerto escolar. A partir de las decisiones que habéis ido tomando (objetivos, situación, diseño…) podéis elaborar un pequeño proyecto de huerto. Detallad en él los pasos para ponerlo en marcha, los gastos previos (obras, enmiendas, compras…), ideas sobre cómo podría organizarse, cómo se repartirán las responsabilidades, etc.
Preguntad al profesorado qué pasos debéis dar para gestionarlo.
Convendría que formarais comisiones para resolver cada asunto.
Podríais dirigiros a la Asociación de padres y madres para pedirles yuda en este proyecto. En último caso, debe ser el órgano máximo de representación de vuestro centro el que decida su puesta en marcha, su ubicación, etc. Presentadles el proyecto con el plano, y solicitadles permiso, ayuda económica, etc.
¡Ánimo y manos a la obra!
Pensad en los buenos ratos que pasaréis trabajando en el huerto, disfrutando
y cuidando la naturaleza.

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